martes, 18 de septiembre de 2012

Juego.


Un, dos, tres a jugar otra vez!
“Quiero tiempo pero tiempo no apurado,
Tiempo de jugar que es el mejor”.
M. Elena Walsh

Muchos destacan la importancia del juego como medio de formar la personalidad y de aprender de forma experimental  a relacionarse en sociedad, a resolver problemas y situaciones conflictivas.
Jugando los niños comienzan a tomar conciencia de lo real, se implican con la acción, elaboran razonamientos y juicios. El juego es un recurso creador tanto en el sentido físico como mental, porque el niño durante el desarrollo del juego pone todo el ingenio e inventiva que posee, la originalidad, la capacidad intelectual  y la imaginación en actividad.
Según el pedagogo italiano Francisco Tonucci, sostiene que la utilidad educativa y didáctica de "los deberes extraescolares" le quitan tiempo de juego y es casi nula y a veces contraproducente.

La falta de juego, y el gran incremento de las actividades programadas fuera del horario escolar, desde de los jardines de infantes y escuelas, a veces no redunda en un mejoramiento académico, muy por el contrario.

La tendencia es llenar la agenda de los niños con actividades extraescolares, cuanta más actividad desarrolle mejor. Sin embargo, es positivo que tenga tiempo de ocio, de no hacer nada, porque así podrá crear un juego que le permitirá desarrollar su imaginación, habilidad clave, para el proceso educativo.

En la niñez el desarrollo mental, aumenta notablemente y la preocupación dominante es el juego, que significa placer, y a través de ello desarrollan su poder de análisis, concentración, síntesis, abstracción, socialización, potenciando la inteligencia para resolver más tarde, problemas de la vida cotidiana.
Los juegos dan al niño la oportunidad de poner en práctica nuevas ideas al mismo tiempo que se divierten con sus logros y desarrollan una actitud positiva para la participación en nuevas experiencias.

Por suerte, jugar no es sólo cosa de niños. El juego nos convierte en personas curiosas, abiertas al cambio, comprometidas, críticas, libres, creativas, positivas y alegres. Por ello, debemos estimular la capacidad de Juego de los niños y jóvenes, pero también recobrar la nuestra.

¿A que jugábamos, cuando éramos chicos? Tenemos tiempo “no apurado” para volver a jugar.







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